lunes, 11 de enero de 2010

Asesino en serie más prolífico

http://www.worst-killers.com/images/Dr-Harold-Shipman.jpgHarold Shipman, el asesino en serie más prolífico de la historia moderna, apareció muerto el 13 de enero de 2004 en su celda de la prisión británica de Wakelfield. Aparentemente, Shipman se suicidó colgándose de los barrotes de su celda con las sábanas de la cama. Está previsto que la investigación para esclarecer las causas de su muerte dure dos meses.

El Doctor Muerte, por excelencia, nos deja sin saber exactamente a cuántas personas ha asesinado. Un informe oficial de Gobierno Británico señaló en 2002 a un mínimo de 215 víctimas (171 mujeres y 44 hombres, de entre 41 y 93 años) y la probabilidad de que esta cifra se elevara a 260. Se estudiaron más de 500 muertes en las que se sospechaba que el médico podía haber tenido alguna relación. En enero de 2005, la autora del informe elevó el número de víctimas probadas a 218, añadiendo tres hombres a la lista, y afirmó estar convencida de que el médico había matado a 250 pacientes.
Nunca reconoció sus crímenes ni mostró arrepentimiento o remordimiento. Los psiquiatras que le examinaron llegaron a la http://www.monstropedia.org/images/8/81/Shipman.jpgconclusión de que nunca hablaría de sus crímenes porque era incapaz de reconocerse a sí mismo su culpabilidad.
Nadie sabe por qué un afable médico de familia, felizmente casado y con cuatro hijos, mató a centenares de pacientes.

Janet Smith, autora del informe oficial sobre los asesinatos, señaló que posiblemente Shipman era "adicto a matar". Smith añadió que "hay evidencias de que tiene una personalidad adictiva, y es posible que matar fuera una forma de adicción".
Shipman no ganaba nada con los asesinatos, más bien perdía clientela. En alguna ocasión pidió a los familiares que le regalaran objetos personales del fallecido: una máquina de coser, un mueble, un periquito... Hasta que en 1998 cometió su único error al intentar falsificar -torpemente- el testamento de Kathleen Grundy, una paciente a la que había asesinado, que poseía una fortuna de 386.000 libras esterlinas (unos 579.000 euros). La policía inició una investigación por este hecho que culminó con su detención.

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